Y llegó septiembre

Y llegó septiembre...

Y tardó en llegar lo que duró el verano. Y nos devolvió al edificio del faro. Pero tornamos dimediados, afortunadamente no inexistentes, pero tampoco rampantes. 

Los pobladores volvieron a ocupar esta privilegiada atalaya natural. La vida llenó nuestro espacio. Nuevos habitantes recorren por primera vez sus arterias y venas.

Los dimediados administradores ponen sus manos y su empeño en adornar y especiar un poco el día a día. Recordarán que hay un espacio al que se puede acudir y en el que se pueden encontrar ricas especias que harán más sabrosas nuestras diarias raciones.

Y llegó octubre. Los carnets identifican ya a nuestros nuevos habitantes. Y el duende de la actividad demuestra su vitalidad embrujando a un buen grupo de valientes que decide mantener el grupo de trabajo del año pasado.

Y estamos en noviembre: más de un ciento de libros nuevos que nos vuelven divergentes, insurgentes, que nos llevan a recorrer los misterios de Dante desde Florencia a Constantinopla, a entrar en misterios de catedrales, a acompañar a Greg y a Nikki en su mundo de adolescentes. Y más de una veintena de molestos visitantes en nuestro ordenador, que lucha aún por combatirlos contratando nuevos medicamentos.

AD ASTRA PER ASPERA, pero aquí estamos.