Nos gusta recordar el centenario de "Platero y yo"

viernes, 12 de diciembre de 2014

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Se nos ocurrió este pasaje de la obra en este día especial, Con mensaje final...


JUEGOS DEL ANOCHECER

Cuando, en el crepúsculo del pueblo, Platero y yo entramos, por la oscuridad morada de la calleja miserable que da al río seco, los niños pobres juegan a asustarse, fingiéndose mendigos. Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo…
Después, en ese brusco cambiar de la infancia, como llevan unos zapatos y un vestido, y como sus madres, ellas sabrán cómo, les han dado algo de comer, se creen unos príncipes.
Mi padre tié un reló e plata.
Y er mío, un cabayo.
Y er mío, una ejcopeta.
Reloj que levantará a la madrugada, escopeta que no matará el hombre, caballo que llevará a la miseria…
El corro, luego. Entre tanta negrura una niña forastera, que habla de otro modo, la sobrina del Pájaro Verde, con voz débil, hilo de cristal acuoso en la sombra, canta entonadamente, cual una princesa:
Yo soy laaa viudiiitaa
del Condeee de Oree...

–––

... ¡ Sí, sí ! ¡ Cantad, soñad, niños pobres ! Pronto, al amanecer vuestra adolescencia, la primavera os asustará, como un mendigo, enmascarada de invierno.

Un aniversario de un grande casi olvidado

martes, 2 de diciembre de 2014

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Todas las épocas históricas tuvieron su dureza en cuanto a condiciones de vida. La actual, pese a todos los adelantos tecnológicos tan vertiginosamente llegados y tan vertiginosamente superados, esconde en muchas ocasiones  y en el "primer mundo" situaciones de carencias materiales, económicas, y no digamos afectivas, desoladoras.

Autores hubo, hay (esperemos que habrá en un futuro) que pintaron las dificultades de la vida cotidiana, tan alejadas de los cuentos color de rosa. 

Siempre nos tocó leer lo mal que lo pasó el pobre Lázaro por aquella su Salamanca, la infinidad de hambres, injusticias y perrerías que sufrió. Algo más difícil para nuestros tiempos de instituto, pero muy del estilo: nos contaban las andanzas del Buscón, que también llevó las suyas.

En este año se cumple el cuarto centenario de la muerte de un autor que pintó la vida de otro personaje con unas perspectivas que, como Lázaro, parecían sacadas de hoy en día y con unas maneras a las que muchos novelistas y cineastas deben más de lo que piensan. Un grande, la tercera pata de la novela que pinta las cosas como las viven los de siempre, los que nunca estarán arriba, que siempre son inmensa mayoría: Mateo Alemán


http://www.andalucesdiario.es/cultura/contemporaneo-mateo-aleman/